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Primera señal de la presencia de luciérnagas en mi jardín |
¡Tengo luciérnagas en mi jardín! Este es un grito de alegría y de asombro. Alegría porque estos fascinantes seres, evocación de los cuentos de hadas de mi niñez, son casi mágicos, y asombro porque, desde mi ignorancia, pensaba que no existían en la costa mediterránea donde habito. Hasta ahora sólo los había visto en persona en Costa Rica y en los documentales de TVE 2.
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Hembra encontrada en mi jardín |
Gracias a la incansable curiosidad de mi marido y a su enorme capacidad
para encontrar lo que nadie más puede ver, hemos identificado nuestras
luciérnagas como
Lampyris noctiluca. Y esto es lo que he aprendido:
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Vista ventral de la hembra |
Este
coleóptero presenta dimorfismo sexual, es decir, las hembras y los
machos tienen aspectos muy diferentes; mientras el macho adulto es el
típico escarabajo con alas, la hembra conserva el aspecto de larva y no
dispone de alas, además son más grandes que los machos. La magia de la
luciérnaga procede de la capacidad de la hembra para emitir un destello
luminoso claramente visible en la oscuridad de la noche. El proceso
químico que produce la luz y que tiene lugar en los últimos segmentos
del cuerpo de la hembra se denomina
bioluminiscencia.
Las hembras utilizan esta luz para atraer al macho. Noche tras noche la
hembra emite su destello hasta que se aparea con el macho. Unos días
después pone los huevos fertilizados bajo tierra, de los cuales saldrán
las larvas 3 o 4 semanas más tarde. Conseguido el objetivo de la
reproducción la luciérnaga se muere dejando paso a la siguiente
generación.
Las larvas de luciérnagas se alimentan de caracoles; así que ya sé quién es responsable, al menos en parte, de las conchas de caracoles vacías en mi jardín (gracias luciérnaga!; los caracoles devoran algunas de mis flores).
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Destello emitido por la hembra |
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Luciérnaga macho |
Desgraciadamente cada vez es más difícil ver luciérnagas por la noche. La polución, la destrucción de su habitat y el cambio climático amenazan, como en otros tantos casos, con privar a las futuras generaciones de la magia de estos curiosos insectos.
Dios y nuestra Madre Naturaleza te han bendecido con la presencia de estas lindas criaturas en tu jardín, ojalá y perduren para siempre allí. No pierdo las esperanzas que algún día suceda lo mismo en el mío. Por alguna razón, estas bellas criaturas avocan dias felices de cuando era un niño y solía admirarlas y jugar con ellas en mis noches de verano junto con mis amigos...las extraño mucho...
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